lunes, 5 de noviembre de 2012

Siempre hay oportunidades para ti

En esta ocasión, les contaré la historia de la vaquita y la lección que nos enseña, historia que leí por primera vez hace muchos años y mantengo inalterable en mi memoria. Espero, les guste a los que se estrenan con esta lectura, y sea un motivador recuerdo para los que ya la conocen…

“Hace mucho tiempo, un viejo maestro quería enseñar a su discípulo la más importante de sus lecciones. Para ello, lo llevó a un poblado muy lejano a ver a una familia muy pobre, eran tan pobres que su casa estaba hecha de cartones, vestían ropas viejas y sucias y apenas comían una vez al día.

El maestro les preguntó de que vivían, a que se dedicaban…, el padre les dijo que “por suerte” tenían una vaquita, ya muy vieja y muy flaca, que les daba algo de leche para beber cada día, y cuando sobraba algún litro –cosa que no ocurría casi nunca-, se la daban a su vecino a cambio de algunos cereales o verduras. Esto le permitía ir sobreviviendo a la familia, la vaquita era por tanto su bien más preciado y el centro de sus vidas…

El viejo maestro, le pidió al padre que si podían verla, aceptando este su petición, los llevó cerca de un precipicio cercano, donde el flaco animal pastaba lo poco que daba aquella tierra.

Tras pasar el resto del día con la familia compartiendo la comida que el discípulo llevaba, llegó el anochecer y se despidieron. Al comenzar el camino de vuelta, el maestro se dirigió a su discípulo y le dijo: “sé cómo ayudar a esa familia”, y continuó diciendo: “acércate donde está la vaquita y empújala por el precipicio”.
El joven discípulo se quedo totalmente paralizado, confundido, pensó que su viejo maestro se había vuelto loco, no entendía que quería conseguir matando a la vaquita de aquella pobre gente, ¡qué sería de ellos, era lo único que tenían¡…

Pero siempre obedecía a su maestro, así que se acercó a la vaquita y la empujó por el precipicio…

Llorando regresó a la aldea con su maestro.

Sin hablar más sobre este asunto, un día, pasado justo un año de aquel terrible recuerdo para el discípulo, el viejo maestro le pidió que lo acompañara a ver a la pobre familia que vivía en la montaña, a la que él, probablemente había destrozado sus ya miserables vidas.

Cuando llegaron no encontraron la vieja choza de cartón, en su lugar, había una casa nueva, grande y resistente. El discípulo se imaginó lo peor: “seguramente la pobre familia tuvo que abandonar su vieja casa, o peor, habrían muerto de hambre…”. Pero cuál sería su sorpresa cuando vio salir de la casa al padre de la familia, con ropa nueva y limpia y un aspecto realmente saludable. Totalmente sorprendido, el discípulo le preguntó: ¿cómo podía haberles cambiado tanto la vida en tan solo un año?, y tranquilamente el padre le respondió:

¡Nos ocurrió algo increíble, el mismo día que se fueron, nuestra vaquita se despeñó por el precipicio, al principio pensé que era el final, pero reflexioné y pensé en que otras posibilidades tenía, que otras capacidades podía desarrollar, recordé que poseíamos junto a la casa, un terreno lleno de rastrojos y hierbajos. Limpiamos una parte, y gracias a unas pocas semillas que nos dio un vecino, hicimos una huerta.

Así, a los dos meses, con lo que nos daba la huerta podíamos comer e incluso, el excedente venderlo. A los tres meses, compramos más semillas y aprovechamos todo el terreno para sembrar. Ahora, un año después, tenemos una nueva casa y 3 huertas que nos permiten vivir e incluso pronto tendremos más… ¡y así, contándonos felizmente su historia, nos invitó a quedarnos todo el día con su familia, en su nueva casa¡”

Efectivamente, si eres conformista, no verás las oportunidades que se cruzan en tu camino, cuando te anclas en tu zona de confort o de comodidad, ésta te impide avanzar. Todos tenemos una “vaca” que nos da ciertos mínimos en nuestra vida, convirtiendo nuestra existencia en algo probablemente gris, vacío e incluso mediocre, “libérate de tu vaca”.

En realidad, tu “vaca”, son tus excusas, tus limitaciones, tus miedos para alcanzar objetivos mayores. Piensa que serías capaz de hacer si no tuvieras miedo, si supieras con seguridad que vas a lograrlo, ¡harías cualquier cosa¡ ¿verdad?, entonces ¿qué te impide hacerlo? ¿tus miedos?

Cada hora de cada día, se nos presentan nuevas oportunidades, ¡sólo tienes que estar alerta¡, ¡creer en tus posibilidades¡, ¡pasar a la acción¡ ¡y aprovecharlas¡…

Francisco Lutzardo
Personal Coaching
E-mail: flutzardo@gmail.com


He tomado una decisión…


He tomado una decisión importante que cambiará mi mundo….
No importarme el pasado y vivir el presente.
Desaprender lo que me hace daño,
atender las señales que me iluminan la vida…

Seguir mi camino de baldosas amarillas.

He tomado la decisión de mírame
a los ojos cada mañana,
sin buscar las arrugas que impone mi biología.

Aceptar la evidencia de que río sin trampas,
de jugar despacito sintiendo la calma
que me da saber que estoy siendo y haciendo
lo que quiero y que puedo.

He tomado la decisión de besarte pausado
de mojar nuestro labios con cafés acompasados,
de decirte te quiero sin esperar recompensas;
de dormir abrazados sienten la brisa ,
de mojar nuestros pies en la húmeda arena

Cerrando lo ojos y apretando las manos.

He tomado la decisión de hacerme viejo
caminando, viajando a lugares
de mi mente ha soñado,
de escribir en cuadernos las
emociones compartidas,
de subir a la cima explosionando
el oxigeno que nutre mi vida.

He tomado la decisión de acompañar en el camino

A todo el que quiera calzar unas botas
cuyo precio será el que tú quieras que sea,
a tu ritmo, con tiempo,
con pausa pero mirando hacia delante…

Buscando aventuras que hinchen tu alma

He tomado una decisión importante:
dejar que la vida suceda y contarla
y esperar que la muerte cuando llame a mi puerta
me espere sentada a que llegue de viaje

Para partir de nuevo
y comenzar la única aventura…

Para la que no tengo prisa.



Autor:
José Luis Fuentes Rodríguez
E-mail: joseluisfuentesrodriguez@gmail.com