sábado, 8 de diciembre de 2012

Relacionarse con la existencia


El ser humano na olvidado el lenguaje de la inocencia. Ha olvidado cómo relacionarse con la existencia. ¡El ser humano ha olvidado cómo relacionarse consigo mismo! Relacionarse con uno mismo significa meditación. Relacionarse con la existencia significa oración. El hombre se ha olvidado del lenguaje en sí. Por eso parecemos como extraños, ¡extraños en nuestra propia casa! No sabemos quiénes somos, no sabemos por qué estamos y no sabemos por qué seguimos existiendo. Parece una espera interminable... Tenemos que esperar algo, de modo que nos inventamos una idea y esperamos. Dios es esa idea. El cielo es esa idea. El nirvana es esa idea. Tenemos que esperar porque de alguna manera tenemos que satisfacer a nuestro ser; si no, nos sentimos muy vacíos. El esperar nos da la sensación de una finalidad y dirección. Te sientes bien; por lo menos estás esperando.

Nos estamos equivocando constantemente, porque hemos adoptado a la mente como el lenguaje para relacionarnos con la existencia. Y la mente es una forma de desconectarse de la existencia. El pensamiento es el obstáculo. Los pensamientos son como murallas chinas a tu alrededor, estás andando a tientas entre los pensamientos. No puedes tocar la realidad, no es que realidad esté lejos. Dios está al lado, como mucho, a la distancia de una oración. Pero si estás haciendo algo como para pensar, cavilar, analizar, interpretar, filosofar, entonces te empiezas a caer más y más, y cuanto más te alejas de la realidad -porque tienes más pensamientos-, más difícil te resulta ver a través de ellos. Son como niebla espesa. Te ciegan.

Este es uno de los principios fundamentales del tantra, que la mente pensante es la mente que se equivoca, que el pensamiento no es el lenguaje adecuado para relacionarse con la realidad. Entonces, ¿cuál es el lenguaje para relacionarse con la realidad? El no pensar, las palabras son insignificantes en lo que respecta a la realidad. El silencio es significativo. El silencio está preñado; las palabras están muertas. Hay que aprender el lenguaje del silencio.

Osho

Acepta el sufrimiento y atraviésalo


Alquimia interior: los problemas desaparecen tan pronto como se aceptan, pero se agrandan y complican cuando se entra en conflicto con ellos. Claro que hay sufrimiento y con él viene el miedo. Pero acéptalo porque no hay nada que puedas hacer al respecto. No pienses que estoy hablando de pesimismo. Cuando digo que no hay nada que puedas hacer, te estoy dando la clave para solucionar el problema.

El sufrimiento es parte de la vida y del crecimiento, y no hay nada de malo en él. El sufrimiento se convierte en algo malo solamente cuando es destructivo, y no se utiliza para crear; y se convierte en algo malo solamente cuando la persona sufre y no aprende nada de él. Quiero decirles que cuando el sufrimiento deja lecciones es una fuerza creadora.

La oscuridad es bella cuando insinúa la pronta aparición del alba; la oscuridad es peligrosa cuando es interminable y no insinúa un amanecer, cuando sencillamente se perpetúa y la persona continúa moviéndose como autómata en la rutina de su círculo vicioso. Esto te puede suceder si no estás alerta: por querer salir de un sufrimiento, terminas creando otro, y para escapar de ese creas otro, y luego otro, y así sucesivamente. Y todos esos sufrimientos que no has vivido continúan aguardándote. Han escapado, sí, pero simplemente para caer en otro sufrimiento, porque la misma mente que creó el primer sufrimiento, crea también los siguientes. El sufrimiento siempre estará ahí porque es una creación de la mente.

Acepta el sufrimiento y atraviésalo; no escapes. Es una dimensión completamente diferente en la cual debes trabajar. El sufrimiento está ahí; sal a su encuentro, atraviésalo. El sufrimiento estará ahí, de modo que acéptalo. ¿Qué temblarás? ¡Entonces tiembla! ¿Para qué fingir que no tiemblas, que no sientes miedo? Si eres cobarde, pues acéptalo...

La sabiduría viene con el sufrimiento, a través de la aceptación. Cualquiera que sea la situación, siéntete a gusto en ella... ¡Eres hermoso! Acéptalo y, no importa lo que suceda, permite que pase y vive la situación. El sufrimiento no tarda en convertirse en aprendizaje, en cuyo caso se convierte en una fuerza creadora.

El miedo te dejará intrepidez y la ira te dejará compasión. Al comprender el odio, nacerá en ti el amor. Pero eso no sucede creando un conflicto, sino viviendo con la consciencia alerta. Acepta y atraviesa la situación.

Osho

Tu lenguaje crea tu realidad

La mayoría de las veces no somos conscientes de las palabras que utilizamos para denominar, describir o explicar las diferentes situaciones de nuestra vida. Creemos que es lo mismo utilizar un tipo de lenguaje que otro. Pero nada más lejos de la verdad, porque el lenguaje que utilizamos crea la realidad, nuestra realidad.

Vamos a analizar esto con varios ejemplos. No es lo mismo decir estoy enfermo, que me estoy curando; estoy deprimido, que no estoy en el mejor momento de mi vida; o esto es una catástrofe, que estoy ante un reto.

El estado emocional y las sensaciones que tiene mi cuerpo, mi mente son muy distintas dependiendo de unas frases u otras.
Con sentencias como: estoy enfermo, deprimido o esto es una catástrofe, el poder lo estoy dejando fuera de mí. Son las circunstancias las que tienen el poder y no yo. Ellas pueden conmigo.

Sin embargo cuando utilizo expresiones como: me estoy curando, no estoy en el mejor momento de mi vida o estoy ante un reto, la situación cambia completamente.

En estos ejemplos el poder de manejar la situación lo tengo yo. La situación depende de mí. Esto es lo que los americanos llaman Empowerment, que puede ser traducido como darse poder a uno mismo.

A la hora de hablar y sobre todo a la hora de hablarnos a nosotros mismos, es importante tener en cuenta el lenguaje a utilizar porque éste nos puede potenciar o limitar. Es decir, nos puede ayudar a conseguir lo que queremos, nuestros sueños u objetivos en la vida o todo lo contrario; nos puede llenar de miedos y limitaciones para alcanzar aquello que deseamos.

Por tanto a partir de ahora tenga presente qué lenguaje utiliza en cada circunstancia. Tome conciencia de la importancia de elegir sus palabras y permítase tener el poder de lo que le ocurre.

Recuerde que nuestro lenguaje, en gran medida, crea nuestra realidad y que nuestra realidad es nuestra vida, aunque de esto ya hablaremos en otro momento.

Montse Hidalgo
Directora Coordinadora del Programa Máster en Coaching Personal y Ejecutivo (UCJC) Experta en PNL Máster en Coaching (Uni. Anthony Robbins) Coach Personal y Ejecutivo y Socia fundadora de Con-fluir